Aunque se han producido avances en
relación a la educación especial, pues en la actual ley educativa ya se contempla
que la educación de los alumnos que presentan necesidades educativas especiales
se rige por los principios de normalización e inclusión, son muchos los cambios
que quedan por hacer. No solo en cuento a formación del personal docente sino a
nivel de toda la sociedad.
Hay compañeros docentes que se
niegan a cambiar su metodología (la cual es 0% inclusiva); padres de niños que
son compañeros de alumnos con necesidades educativas especiales que consideran
que el hecho de que sus hijos compartan aula con a.c.n.e.e ralentizarán su
aprendizaje; y, con centros educativos con barreras arquitectónicas y/o que no
están adaptados cognitivamente (pictogramas, lectura fácil,…). Y si analizamos
el resto del entorno físico por el que se mueve el alumno o las personas con discapacidad
nos encontramos más de lo mismo. Son muy pocas las ciudades o pueblo que
cuentan con accesibilidad cognitiva.
Creo que, aunque se habla de inclusión,
la inclusión aún no ha llegado ni a sector educativo ni al resto de la sociedad
y que, por supuesto, se confunde con integración.
En cuanto a nuestra actuación como
profesionales, no solo se debe centrar en proporcionar a nuestros alumnos con
necesidades educativas especiales aprendizajes funcionales que les permitan
poder participar en la sociedad de manera autónoma, sino también en educar a
todo el alumnado para crear una sociedad inclusiva.
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